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La artista Rigoberta Bandini. Artur-Pol Camprubí y María Ródenas
Comunidad | Rigoberta Bandini

«La diva y el colectivo se nutren, nos hacemos fuertes»

La cantante publica su segundo disco, 'Jesucrista Superstar', una caricatura, tras dos años de silencio, donde canta a la validación, lo naíf y la obsesión

Clemen Solana

Lunes, 9 de junio 2025, 19:24

Rigoberta ha resucitado. Bandini, bendita. Tras 890 días alejada de los escenarios, comienza su nueva gira en Sevilla. La cantante, quien decidiera, rigocomunicado mediante, cerrar una «primera etapa» a finales de 2022, transmuta de emperatriz a Jesucrista. Ahora, honra la ópera rock de Lloyd Webber y toma el relevo de Camilo Sesto, el primer gran superstar de la historia de España. Pero España ha cambiado. La historia es otra. La truhana, la señora: Rigoberta está de vuelta con un elepé de 22 canciones. Habemus 'Jesucrista Superstar'. «Supe rápido que iba a existir otro álbum», reconoce.

–¿Amaneció como Paula o como Rigoberta?

–Como Paula, llevo una mañana bastante tranquila.

–En sus letras hay pitos, maternidad y liturgia al ciclo menstrual. ¿Se considera más hereje o creyente pop?

–Muy creyente pop. El pop es un género musical maravilloso que no juzga y lo abarca todo. El pop mueve masas, viva el pop.

–Aparece en la Biblia pop de las nuevas generaciones queer.

–(Ríe) Soy muy afortunada de estar ahí y estoy encantada. Es un público maravilloso, entregado y siento mucha calidez por su parte.

–'Jesucrista Superstar' es la hipérbole de la bandimanía. ¿Qué redime y qué alaba en este disco?

–He intentado escucharme y hablar de cosas que me atravesaban. El disco es una caricatura de mí misma. Me hace mucha ilusión que la gente haya conectado porque siento que es muy personal. Tengo ganas de comenzar la gira. Es un proyecto en el que se va a respirar mucha catarsis, libertad y sudor. Quiero que el público lo viva conmigo.

–Dice que Dios es de los que aman. ¿Teme que la quemen justos y pecadores?

–Qué va, todo está bien. Yo soy libre de decir lo que quiera en mis letras. Eso es parte de mi proyecto y no lo quiero perder. Si tienes miedo, no puedes conectar con lo que quieres manifestar. Siempre voy a decir lo que considere, sin temer.

'Jesucrista Superstar' es el nuevo album de Rigoberta Bandini. Artur-Pol Camprubí y María Ródenas

–Rocío Jurado era progay y usted, pro woke. ¿Las divas salvan más que Jesucristo?

–(Ríe). Hay algo vinculado entre la diva y el colectivo que es muy poderoso. Es liberador, tanto para las mujeres que conectamos con el público del colectivo como para el colectivo. Es bonito nutrirse de esa liberación mutua y hacernos más fuertes.

–La encumbraron y apedrearon, pero trabajó y no es un juguete roto ¿Que se jodan o cambiaría algo de su exposición?

–No he sentido mucha crítica. Sí que hubo información que se malinterpretó, pero eso forma parte de mi trabajo. Yo tengo un proyecto donde hago lo que me da la gana, trabajo desde la libertad y asumo unos riesgos. No le voy a poder gustar a todo el mundo y hay quien que me va a odiar. Me sabe muy mal por esa gente porque yo no odio a nadie. Les diría que todo está perfecto y que es imposible gustar a todo el mundo. Yo estoy aquí para ofrecer lo que hago y, si no les gusta, pues anda que no hay otras artistas.

–A propósito, sobre su retiro, ¿pensó en no volver?

–Tenía muchas ganas de dejar los conciertos durante un tiempo indefinido. Es verdad que hubo un momento en el que no sabía cuál sería el siguiente paso. He tenido una vida muy diversa artísticamente hablando y necesitaba parar. Quería pensar si hacer teatro, pero la música es un monstruo que me obsesiona y empecé a componer. Supe muy rápido que iba a existir otro álbum.

–¿Ha perdonado ya a los periodistas?

–(Ríe) Todos somos víctimas de un mundo rápido. A veces, los titulares se malinterpretan y las noticias cortas se viralizan. No sólo es culpa del periodismo, es una cuestión global de no profundizar en las cosas. Hay que aprender a no formar parte de esa cadena. Yo misma me siento responsable y es bonito entenderlo desde ahí y reconciliarse.

–En 'Kaimán', reflexiona sobre la validación externa. Un millón de oyentes la validan en Spotify

–No necesito una validación continua. Pero en 'Kaimán' sí que hablo de un momento concreto donde siento esa inseguridad y esa sensación de estar en un escaparate y no estar segura. No es una cosa persistente, pero existe y me parece interesante hablar de ello. Nos pasa a todos, estemos, o no, en el espejo.

–La política de banderas de Eurovisión 2025 prohibió a las candidaturas el uso de cualquier enseña [como la LGTBIQ+ y la Palestina] que no fuese la de su país. Precisamente en Suiza, el anfitrión tras la victoria de Nemo Mettler, quien visibilizó el no binarismo.

–Eurovisión es una máquina de contradicciones. Es un festival de la música maravilloso, pero todos sabemos que, perfecto, no es.

–Habrá quien la siga considerando una mamarracha. ¿Abrazar lo imbécil no nos uniría?

–Totalmente. Hay una parte de nosotros que no debería olvidar nunca a ese niño interior. El juego, la diversión, el hacer las cosas por el puro placer de hacerlas… Ser adulto se ha convertido en un mar de obligaciones y es bonito no olvidar esa parte naif.

–Querrá mucho a Pamela [Anderson], pero se le resiste el dúo.

–Todavía no la he podido conocer en persona, la verdad. Sí que se me ha resistido, pero espero que, algún día, pueda ocurrir.

«No le voy a gustar a todo el mundo y hay quien me va a odiar; me da pena esa gente porque yo no odio a nadie»

–Le dedicó su Goya [mejor canción original en 2024 por 'Yo sólo quiero amor'] a sus «bolleras y maricones». No es casualidad que su alter ego naciese en el santo Ocaña.

–Justo ahora vengo de allí. El bar Ocaña ha sido muy importante a nivel personal y en lo artístico porque allí hice mi primer conciertillo. La figura de Ocaña [el artista José Pérez Ocaña] es muy inspiradora, no pude conocerlo, pero está ahí de alguna manera.

–¿Dónde se cruzan sus justicias con las de las personas LGTBIQ+?

–Siempre lucharé por estar del lado de los derechos humanos y de los colectivos que considere más vulnerables. Lo que nos une, al final, son muchas cosas. Estaré en toda causa donde pueda apoyar a personas que no tengan apoyo por parte de la sociedad.

«Eurovisión es un festival de la música maravilloso, pero todos sabemos que perfecto no es»

–Anuncia lo «teatral» en su nueva gira. ¿El escenario es su cuarto de juegos?

–Sin duda. El escenario siempre ha sido importante para mí. Me formé como actriz y estuve dirigiendo y escribiendo por mucho tiempo. El escenario es un taller muy divertido donde crear cosas, como el estudio, que es otro gran cuarto de juegos.

–¿Qué le explicará a su hijo sobre Rigoberta Bandini?

–Que su madre hacía canciones para expresar cosas y que la gente conectó con esas canciones.

–¿Y sobre Paula Ribó?

–A Paula la conoce. Le diré que siempre he intentado escucharme y conectar con lo que quiero decir, eso es importante. Nunca me he silenciado por lo que dirán los demás, hay que estar en contacto contigo mismo y entender qué necesitas en cada momento, con quién tienes que construir cosas y con quién no. Le hablaré de la vida e intentaré ayudarlo en lo que pueda.

Créditos

  • Fotos: Artur-Pol Camprubí y María Ródenas

  • Arte: Anna Cornudella

  • Maquillaje: Javier Ceferino

  • Peluquería: Alba Guillén Panillo

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