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El prólogo al cortejo protagonizado en las calles de Roma por el Cristo de la Expiración de Sevilla y la Virgen de la Esperanza de Málaga lo ha puesto una primera procesión a modo de representación de las cofradías de otros países europeos como Portugal, Italia y Francia, en la que también ha participado la imagen de Jesús Nazareno de León. Los organizadores del Jubileo de las Cofradías han querido de este modo mostrar otras formas de religiosidad popular que hunden sus raíces en la cultura barroca, pero que tienen unas particularidades muy singulares.
Esa procesión previa la ha abierto una cruz patriarcal aportada por la Hermandad del Santísimo Sacramento de la localidad portuguesa de Mafra, radicada en una basílica similar al Escorial madrileño. La cruz ha sido un estreno, ejecutada para la ocasión con maderas antiguas y modernas, por el taller de Ilda Nunes, según diseño de Santiago Rodríguez López. De ella pende una imagen de Cristo Crucificado, en pequeño formato, realizada en el siglo XVIII y que fue donado a esta hermandad portuguesa por el rey Joao V.
Le ha seguido una corporación con sede en el templo que ejerce como parroquia de la Ciudad del Vaticano. Se trata de la Archicofradía de Santa Ana de los Palafreneros, que ha participado en la procesión con un grupo escultórico de vestir que representa a la imagen de Santa Ana con la Virgen Niña y que ha procesionado sobre una carroza con ruedas, que movían varios hermanos de esta corporación, de la que formaba parte la corte del Papa.
A continuación ha podido contemplarse la primera representación española en este histórico cortejo procesional por las calles de Roma. El Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León ha supuesto un anticipo de la riqueza devocional y patrimonial de la Semana Santa de España. Sobre un paso que perteneció a la hermandad sevillana de San Gonzalo, pero que fue adaptado para ser llevado a hombros con varales, ha figurado la imagen del Señor de León, que data del siglo XVII pero que ha experimentado varias intervenciones desde el siglo pasado, la última de ellas a cargo del imaginero hispalense Juan Manuel Miñarro en 2015.
León ha desplazado hasta Roma un millar de personas, entre ellas unos 340 braceros, repartidos en tres cuadrillas, para portar al Nazareno, que ha estado expuesto al culto en la basílica romana de San Andrés del Valle, donde se han celebrado varios actos. Acompañado por los sones de la agrupación musical de su cofradía, el Nazareno de León ha destacado en la 'preprocesión' por las dimensiones de su paso respecto a las otras imágenes integrantes de esta comitiva, y la interpretación de marchas procesionales, lo que ha llamado la atención del numeroso público que ha presenciado el discurrir de estas primeras imágenes por el itinerario establecido desde el Coliseo hasta el Circo Máximo. En la vía Claudia, donde se encontraban españoles y malagueños asistentes a esta Gran Procesión, el nazareno leonense ha sido muy aplaudido y vitoreado.
A continuación, han desfilado dos Crucificados de Génova, en representación del Priorato Ligur de Cofradías, como ejemplo de la tradición existente en esta región de Italia de sacar en procesión imágenes de Cristo en la cruz portadas en turnos por una sola persona (el cristezanti), que debe saber combinar esfuerzo y equilibrio para esta difícil función. Se trata de esculturas de madera policromada del siglo XVIII que han destacado por la exhuberante decoración de los remates de las cruces, a base de ramos de flores de grandes dimensiones realizados en hojas plateadas y doradas.
La cuota francesa ha correspondido a la imagen de 'Le Devot Christ', de la Archicofradía de La Sanch de Perpignan, uno de los iconos devocionales más importantes del sur de Francia, que recibe culto en la Catedral de San Juan Bautista, en esta localidad. Este Crucificado, realizado en madera de tilo policromada, está fechado en torno a 1307 y contiene en el interior de su busto pergaminos y reliquias que demuestran el fervor que ha suscitado a lo largo de los siglos.
Por último, antes del cortejo formado por El Cachorro y la Virgen de la Esperanza, ha participado en esta procesión previa una Virgen Dolorosa de la ciudad de Enna, en la isla de Sicilia, portada en un trono bajo un templete denominado 'fercolo'. Fundada en 1875, esta hermandad siciliana vinculada a la Orden Servita saca en procesión cada Viernes Santo esta imagen realizada en el siglo XVIII por Luigi Felice, con la técnica del papel maché.
Además de estas cofradías, otras hermandades y confraternidades italianas han participado en esta histórica cita con sus estandartes y cruces procesionales, concentrándose en torno al Circo Máximo.
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